DEPENDENCIA
O LIBERACIÓN EN ARGENTINA (1966-1976)
EL
ENSAYO AUTORITARIO DE LA "REVOLUCIÓN ARGENTINA"
El problema de gobernar sin el peronismo.
La "Revolución Libertadora" pretendió
"desperonizar" al país, pero ni su dictadura ni las democracias
condicionadas por la proscripción del peronismo pudieron lograrlo. Después de
1955 los peronistas no tenían todavía la fuerza u organización suficiente como
para tomar el gobierno, pero sí desestabilizaron a los sucesivos gobiernos que
intentaron imponer una fachada democrática. Frente a esta situación, el general
Juan Carlos Onganía se presentó como "la" solución para diferentes
sectores: ejercer un gobierno autoritario sin establecer plazos para una salida
democrática, con el objetivo de modernizar y racionalizar la economía. Esta
nueva dictadura militar buscó el apoyo del nacionalismo católico, por lo que se
autotituló Revolución Argentina.
El consenso golpista:
La campaña mediática había instalado en la
opinión pública la idea de la inevitabilidad y la necesidad del golpe. Para
apoyar el discurso desarrollista del general Onganía, los sectores
empresariales grandes, pequeños y medianos, avalaron el pronunciamiento. Los
grandes productores agropecuarios exportadores también, en un principio,
respaldaron a Onganía. Las empresas transnacionales se hallaban enfrentadas al
gobierno de Illia por su política petrolera y de medicamentos y los sindicatos
peronistas también se oponían a Illia. El dirigente metalúrgico Augusto Vandor
consideraba que tendría más oportunidades de liderazgo con un gobierno
autoritario, donde no existiera la competencia de los partidos políticos. De
esa manera, la CGT (Confederación General del Trabajo) constituyó la única
organización popular permitida y comenzó a tener reuniones con representantes
del Ejército. Un amplio sector de la población era indiferente al
levantamiento, ya sea por influencia del periodismo, o por ser peronistas y
estar proscripto excluidos de la política.
Perón, desde
España, no se pronunció a favor ni en contra de los acontecimientos y prefirió
esperar para ver cómo se desenvolvían: ordenó "desensillar hasta que
aclare". Lo mismo hicieron otros dirigentes, como los de la Democracia
Cristiana, que expresaron: "El gobierno se merece un golpe, pero el país
no". En cambio, los políticos antiperonistas que temían la victoria
aplastante del peronismo en 1967, sostenían decididamente la insurrección.
Finalmente, a nivel internacional, Onganía contaba con el visto bueno de
Estados Unidos, que sostenía la dictadura militar brasileña de Castelo Branco y
que profundizaba su intervención en la guerra de Vietnam. Con este consenso, no
hubo reacción civil o militar cuando, el 29 de junio de 1966, el presidente
Arturo Illia fue expulsado de la Casa Rosada sin siquiera ponerlo preso.
La "legalidad" y los objetivos de Onganía:
La primera medida que tomó esa dictadura fue
la disolución de toda la legalidad anterior: la destitución de las autoridades
constitucionales, incluidos los jueces de la Corte Suprema, la desintegración
de los partidos políticos y la confiscación de sus locales y bienes.
La institucionalidad estaría regida por el Acta de la Revolución Argentina y su correspondiente Estatuto; la Constitución tenía vigencia sólo en aquellos puntos en que no se contrapusiese con el Acta. Pese a que la dictadura afirmaba que no tenía plazos sino objetivos, estos no aparecían claramente expresados, excepto cuando planteaban que se debía luchar contra el comunismo y la "infiltración marxista". El tiempo económico debía ayudar a la acumulación de capitales y a disminuir los costos operativos, es decir, a abaratar la mano de obra y frenar la inflación, para que el país pudiera modernizarse. En la práctica, transitó de una promesa desarrollista a una realidad liberal, reimplantando la economía de mercado pregonada por Álvaro Alsogaray. Luego vendría el tiempo social: cuando hubiera suficientes ganancias, se redistribuiría la riqueza, a fin de eliminar conflictos sociales. Finalmente, el tiempo político daría paso a la apertura democrática, cuando ya no existieran antinomias entre peronistas y antiperonistas. Los objetivos de "moralidad" estaban relacionados con los "Cursillos de Cristiandad" que provenían de España, y su régimen franquista, del cual Onganía era adepto. Su obsesión al respecto llegaba a extremos irritantes, ya que calificaba como "libertinaje" tanto a la nueva moda (minifaldas, pelo largo), como a diversas situaciones (besos en público, oscuridad en las boites, chistes sobre la autoridad). Si era considerada inmoral, la persona podía ser sancionada, porque se afirmaba que la inmoralidad abría la puerta a la subversión marxista. Con este pretexto, la censura se abatió sobre todas las manifestaciones culturales: cine, radio, televisión, publicaciones, teatro, etcétera.
"La noche de los bastones largos"
Entre 1955 y
1966, las universidades habían gozado de la democracia interna prevista por la
Reforma de 1918. Hasta la irrupción de Onganía, la universidad era una
"isla democrática", ya que allí estudiantes y profesores podían
expresarse libremente; había mucha militancia de izquierda, y el peronismo,
minoritario en los claustros, casi no se oía. Esto, visto con los ojos del
gobierno militar, constituía un foco opositor de mentes críticas, de
"politización" y agitación estudiantil. El enemigo principal del general
Onganía, de acuerdo a los objetivos, era el marxismo y había que eliminarlo.
Por eso, en julio de 1966, Onganía suprimió la autonomía de las universidades
nacionales, que pasaban a depender del Ministerio del Interior. Profesores y
alumnos protestaron por la medida, y se tomaron varias facultades. En Ciencias
Exactas de la UBA la policía forzó las puertas y entró con gases lacrimógenos;
el decano Dr. Rolando García, estudiantes y profesores fueron expulsados
violentamente y apaleados por una doble fila de uniformados con cachiporras y
culatas, en la denominada "noche de los bastones largos". La opinión
pública se conmovió porque, además de golpear a los estudiantes, se atacó a
destacadas autoridades académicas. En la represión muchos fueron heridos, cientos
detenidos, e incluso en la Universidad de Córdoba hubo un estudiante muerto,
Santiago Pampillón. Este trágico acontecimiento y la falta de libertad
determinaron que cientos de profesores e investigadores que contaban con una
excelente formación académica optaran por renunciar y exiliarse; se reubicaron
en universidades e institutos de América y Europa. Entre los que se quedaron,
algunos continuaron luchando subterráneamente contra el régimen de Onganía. La
Universidad ya no era una isla democrática en medio de un país antidemocrático,
y debió soportar profesores y programas oscurantistas.
Video: https://youtu.be/dAp3hmAv214
LA DEPENDENCIA
El proyecto económico:
El primer
ministro de Economía de Onganía, fue Jorge Salimei, bien visto por grupos
católicos conservadores. Su plan de "racionalización" de la economía
implicaba cesantías masivas en los empleos públicos, los ferrocarriles, el
puerto y otras empresas estatales. A fines de 1966 fue reemplazado por Adalbert
Krieger Vasena, muy relacionado con los consorcios bancarios y las empresas
multinacionales.
El proyecto económico de Krieger Vasena consistió en una recesión administrada de modo que favoreciera a las empresas más importantes, y colaboró con la concentración de capitales. La finalidad era controlar la inflación, aminorar los costos industriales y atraer capitales extranjeros. Algunas de las medidas tomadas fueron:
. Devaluación del peso argentino en un 40 por ciento. A fin de mantener los precios fijos un tiempo prolongado y darles estabilidad a los empresarios para programar inversiones. Con esto los inversores extranjeros pudieron adquirir empresas argentinas a precios muy bajos en dólares. Es decir, se favoreció a la desnacionalización de la economía.
·
congelamiento
de salarios por 20 meses. Para aumentar las ganancias de las empresas, se debía
reducir el costo de la mano de obra.
·
Acuerdo
de precios y congelamiento de tarifas de servicios públicos y de combustibles.
Para paliar un poco el congelamiento de salarios: la inflación era menor, pero
no dejó de existir, por lo que mermaba el salario real.
·
Rebaja
de los aranceles aduaneros para la importación en un 50 por ciento.
Supuestamente para favorecer la reposición de insumos importados para la industria
local.
·
Retenciones
(o impuestos) del 25 por ciento a la exportación de productos no industriales
(agropecuarios). Compensaban las grandes ganancias obtenidas por la devaluación
del 40 por ciento. Esas retenciones serían utilizadas por el Estado para
compensar el déficit fiscal y para encarar grandes obras públicas.
El predominio del capital extranjero:
Con respecto
al petróleo, con Onganía se retrocedió a lo actuado por Frondizi y se buscó
atraer nuevamente a las multinacionales petroleras. Para el FMI (Fondo
Monetario Internacional), el plan de disminución de gastos públicos de Krieger
Vasena fue efectivo, y fue felicitado por sus logros. Con la política de ajuste
bajó la inflación a menos del 10 por ciento anual en 1967, por lo que mejoró la
confianza de los inversores nacionales y extranjeros. Por ejemplo, durante
1968, Estados Unidos invirtió 66 millones de dólares, que era más que lo que
había invertido durante el gobierno de Ilia, pero menos que en la época de
Frondizi. El FMI concedió un crédito de 125 millones de dólares, y se
obtuvieron otros préstamos más de Europa y Estados Unidos. Este dinero, sumado
al de la retención a las exportaciones tradicionales y a la diferente
distribución del gasto público se invirtió en grandes obras de infraestructura:
se encaró la construcción de la represa hidroeléctrica gigante El Chocón-Cerros
Colora-dos, la central nuclear de Atucha, la construcción de varios puentes y
túneles a través del río Paraná y sus afluentes y la extensión de las rutas
asfaltadas. Estas iniciativas brindaron prestigio a la dictadura de Onganía. El
resultado de la desnacionalización de la industria se visualizaba ya al año de
iniciado el onganiato: en 1968, la principal empresa argentina estaba ubicada
en el decimocuarto lugar entre todas las del país; en 1969, entre las cien
mayores empresas localizadas en la Argentina, 83 eran extranjeras o tenían
participación de los capitales foráneos.
Los efectos del plan económico: "Tucumán Arde"
Históricamente el Estado había protegido y
subsidiado a las producciones regionales, como la azucarera en Tucumán o la
algodonera en el Chaco. La inversión de dinero para favorecer a pequeños
productores no era considerada "racional" por el onganiato; el
régimen, con el pretexto de una crisis de superproducción de azúcar, eliminó
los subsidios del Estado. Como consecuencia, cerraron once ingenios azucareros
y se produjo el desempleo masivo en la región: 250.000 obreros azucareros
fueron despedidos; los pequeños productores de caña resultaron desplazados de
la actividad; se liquidaron cooperativas cañeras, fábricas proveedoras de
herramientas y comercios que vivían de los ingenios. Una asamblea de la
Federación Obrera de Trabajadores de la Industria Azucarera (FOTIA) en Santa
Lucía, fue disuelta por fuerzas conjuntas tras un violento ataque; los
activistas se defendieron con bombas incendiarias, pero además de los detenidos
y de los heridos, el saldo fue la muerte de Hilda Guerrero de Molina,
trabajadora y cocinera de una olla popular. El ataque policial con balas a
mujeres y niños desarmó la resistencia de los sectores afectados. El
vaciamiento demográfico produjo pueblos fantasmas y el éxodo de casi una
tercera parte de la población tucumana que emigró hacia el Conurbano
bonaerense.
En términos
económicos, el cierre de pequeños ingenios favoreció la concentración de la
producción en unos pocos propietarios tucumanos (las familias tradicionales
Paz, Nougués y Terán), y el desarrollo de los ingenios azucareros Ledesma
y Tabacal, en Salta y Jujuy, que finalmente monopolizaron el mercado.
La política laboral:
La política económica aplicada por Krieger
Vasena redujo los costos de mano de obra para las empresas. Asimismo, durante
esa dictadura se congelaron los salarios de los trabajadores; se rebajó el
monto de las indemnizaciones por despido arbitrario; se elevó la edad
jubilatoria de 60 a 65 años; se impuso la ley de Arbitraje Obligatorio en caso
de conflicto laboral, para no llegar a la huelga; se estableció la ley sobre el
servicio civil de defensa, que implicaba la obligatoriedad del trabajador en la
movilización antihuelguística, y se eliminó en muchos casos el llamado
"trabajo insalubre" que consistía en trabajar seis horas y cobrar
ocho. Con relación a los trabajadores portuarios, el régimen de Onganía eliminó
numerosas conquistas (obtenidas en 1946). Cuando declararon la huelga en
repudio a estas medidas, la dictadura intervino el sindicato y condenó a cinco
años de prisión a su dirigente. Los trabajadores ferroviarios también
sufrieron, porque la "racionalización" económica de su gestión
consistió en la eliminación de ramales de ferrocarriles deficitarios y el
consecuente despido de muchos empleados. El sindicalista Augusto Vandor creyó
en un primer momento que podría presionar y negociar acuerdos con el régimen de
Onganía, pero sus expectativas pronto se vinieron abajo. En un gobierno de neto
corte autoritario como el de Onganía no se podían poner condiciones, por lo
menos sin perder los privilegios, sin sufrir cárcel o persecución.
LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN
La CGT de los Argentinos:
En marzo de 1968, la oposición de los
trabajadores al gobierno militar tuvo expresión en el Congreso de la CGT. El
gobierno había anunciado que no reconocería la participación de los gremios
intervenidos. Sin embargo, los sindicalistas combativos ganaron el control de
la CGT y se eligió como nuevo secretario general a Raimundo Ongaro, del
Sindicato Gráfico.
La CGT de
los Argentinos, dirigida por Ongaro, combativa desde sus inicios pidió por la
libertad de los compañeros detenidos. El 1° de mayo de 1968 expresó sus ideas y
convocó a la lucha a través del Semanario CGT dirigido por el periodista
Rodolfo Walsh. En el Semanario se denunciaba la situación de pérdida de
derechos, las persecuciones y torturas, e informaba sobre las protestas obreras
y toda forma de resistencia al régimen militar: estudiantil, universitaria,
villera y de los sacerdotes del Tercer Mundo. En 1969 un decreto de Onganía
ordenó clausurar el Semanario de la CGT y los últimos números debieron editarse
clandestinamente.
El Correntinazo y el Rosariazo:
Las
universidades continuaron siendo golpeadas por la dictadura de Onganía. Cuando
aumentaron los precios en los comedores universitarios (fundamentales para
todos los estudiantes del interior) se alzó la protesta en Corrientes. Debido a
la represión policial murió un estudiante. En repudio por estos sucesos, en
todas las universidades del país se hicieron actos de protesta y hubo otra
víctima en Rosario. El dolor y la indignación por las muertes multiplicaron las
manifestaciones y se incrementó la violencia gubernamental: otro estudiante
rosarino (un adolescente del secundario) fue asesinado. En el Rosariazo se
destacó la adhesión de un grupo muy importante de sacerdotes hacia los grupos
que sufrían miseria y violencia; por eso tuvieron un serio conflicto con su
obispo local. El Ejército declaró a Rosario "zona de guerra" y
estableció Cortes Marciales para juzgar a los civiles. El impacto en la opinión
pública fue tan grande que las dos CGT se unieron declarando un paro general de
24 horas en contra de la represión y de la política económica, para el 23 de
mayo de 1969.
El Cordobazo:
En Córdoba
se habían asentado, durante el gobierno de Frondizi, grandes fábricas de
automotores. Para evitar el descontento y tener una mayor productividad, la
política de esas empresas fue de conceder salarios más altos que los de convenio
y estimular la formación de sindicatos por empresa. Es decir que los
trabajadores cordobeses no formaban parte de los grandes sindicatos por rama de
actividad (como la UOM, Unión Obrera Metalúrgica). De este modo, las
automotrices extranjeras evitaban en Córdoba el poder sindical que el
movimiento obrero peronista tenía tradicionalmente en las grandes ciudades
industriales como Buenos Aires y Rosario. Pese a ello, en la capital
mediterránea se desarrolló una fuerte resistencia obrera y popular contra el
régimen de Onganía. Además, muchos estudiantes trabajaban en las grandes
fábricas y surgió una nueva generación de obreros jóvenes que se iniciaba en la
lucha social. La dictadura de Onganía había permitido a empresarios de
determinadas provincias que les pagasen a los obreros salarios menores a los
acordados en las convenciones colectivas de trabajo; esto se conoció como
quitas zonales. El argumento para las quitas era la promoción industrial, el
menor costo de vida en esa región que en Buenos Aires, y el sábado inglés que
regía en varias provincias, por los cuales se pagaba por 48 horas, aunque se
trabajaran 44. Pero en mayo de 1969 se abolió por "ley" nacional el
sábado inglés, o sea que las provincias que estaban disconformes con las
quitas, pero que tenían una pequeña compensación con el sábado inglés, quedaban
totalmente desfavorecidas. Con lo cual, ese año el gremialismo cordobés tenía
varios motivos para hacer paro el 14 y 15 de mayo: la eliminación de las quitas
zonales, la continuidad del sábado inglés, y el incremento constante de la
cantidad que se debía producir para cobrar el premio de
"productividad". La huelga impulsada por el sindicato de obreros
automotrices (SMATA) y del transporte (UTA) fue violentamente reprimida por la
policía. El 29 de mayo se convocó una nueva huelga y manifestación en el centro
de la ciudad de Córdoba. Estudiantes y obreros marcharon unidos, y la represión
policial asesinó al estudiante Máximo Mena. La noticia se difundió y comenzó la
lucha para rechazar a la policía con barricadas y pedradas; se utilizaron
bulones, hondas, clavos "miguelitos" y explosivos caseros. Se unieron
encabezando la protesta los trabajadores del transporte y los de la Compañía de
Electricidad de Córdoba (el sindicato Luz y Fuerza, liderado por Agustín
Tosco), luego llegaron 4000 obreros de la automotriz IKA-Renault, los
trabaja-dores de Fiat y Grandes Motores Diesel. Al mediodía ya ocupaban 150
manzanas; se situaron francotiradores que disparaban contra las tropas
gubernamentales; se atacaron comisarías, empresas extranjeras e instituciones
que simbolizaran autoritarismo o imperialismo. Por la tarde, Onganía movilizó
al Ejército que ocupó militarmente la ciudad. Por la noche, los trabajadores
del sindicato Luz y Fuerza produjeron "un apagón" para entorpecer el
desplazamiento de las tropas. Recién el día 31 el Ejército pudo dominar la
situación, con un saldo de 34 muertos, y aproximadamente 500 heridos y 300
detenidos.
Esa
insurrección popular, conocida como el Cordobazo, tuvo la peculiaridad de que,
pese a que la mayoría de los obreros eran peronistas, no se hizo en nombre de
Perón. Muchos de los dirigentes sindicales más destacados eran independientes o
"clasistas", es decir que afirmaban la lucha de clases para la toma
del poder; entre esos dirigentes estaban René Salamanca y Agustín Tosco. Si
bien el Correntinazo y el Rosariazo fueron muy importantes porque marcaron el
comienzo de la reacción popular masiva contra el gobierno del general Onganía,
el Cordobazo marcó el comienzo del fin de la dictadura de Onganía. Con la
resistencia estudiantil, obrera y barrial unidas, se hizo frente al gobierno
militar, repudiando su política represiva, económica y laboral. El equipo
económico renunció en pleno, y se debió reemplazar al ministro de Economía Krieger
Vasena por una figura que aparentaba ser más blanda, Dagnino Pastore. Varios
dirigentes obreros fueron detenidos, llevados a sedes militares y juzgados por
Consejos de Guerra. Agustín Tosco, uno de los líderes del Cordobazo, fue
condenado a ocho años de prisión; en noviembre, Onganía dictó la amnistía para
todos los detenidos en esa ocasión.
Video: https://youtu.be/8VDkQTFR-iU
La peronización de las clases medias:
La
intervención de Onganía en las universidades arrasó con la política
estudiantil, y los alumnos se abrieron hacia los problemas de la sociedad
argentina. La militancia juvenil derivó hacia grupos gremiales o cristianos que
demandaban la solución de problemas sociales concretos. Pero los gremios —que
buscaban en los estudiantes asesoramiento histórico, legal o de otro tipo, para
la formación de sus cuadros— y también los sacerdotes que dirigían grupos de
jóvenes para el trabajo en zonas humildes eran en su mayoría peronistas. De
este modo muchos estudiantes de clase media fueron descubriendo un mundo
desconocido para ellos y lucharon por la abolición de las injusticias. Algunos
se hicieron peronistas porque valoraron lo hecho por Perón en su gobierno, o
porque gran parte de las clases trabajadoras con las que ellos estaban
trabajando eran peronistas. De modo que lo que no pudo lograr Perón mediante el
adoctrinamiento o la propaganda durante sus dos primeros mandatos, tuvo lugar
por el compromiso de cambio social y político de los jóvenes estudiantes, que
vieron que les resultaba difícil acceder al diálogo con los humildes desde
teorías que muchos obreros consideraban "foráneas".
La guerrilla Concepto:
El concepto guerrilla puede referirse tanto a
los grupos revolucionarios armados que intentan lograr el apoyo popular para
tomar el gobierno en países coloniales, semicoloniales o dependientes, como a
la forma de lucha en la que estos grupos aprovechan el factor sorpresa y el
conocimiento del terreno, para compensar la desigualdad numérica con un enemigo
más poderoso. Originalmente su ámbito propicio fue rural (zona selvática o
terrenos montañosos donde establecer bases guerrilleras inaccesibles para las
fuerzas gubernamentales, como la guerrilla de la Revolución Cubana, o las FARC
en Colombia). Donde no era posible por las condiciones sociales o geográficas,
se manifestó en forma de guerrilla urbana. Sus acciones armadas podían tener
objetivos logísticos para la revolución, como las tomas de comisarías o
copamientos a instalaciones militares para apoderarse de armas; o realizar operaciones
económicas, como secuestros de importantes empresarios y asaltos de bancos para
obtener fondos, o finalmente operaciones políticas, como los asesinatos de
figuras políticas o militares que tenían el repudio de gran parte de la
población con fines propagandísticos o de una supuesta "justicia
popular".
La Tendencia Revolucionaria del peronismo:
La
Resistencia Peronista había sido desestructurada bajo la Presidencia de
Frondizi con el Plan Conintes. Con la proscripción prolongada, en 1968 el
peronismo no tenía una organización nacional. La consigna "Perón
vuelve" continuó vigente durante las dictaduras de la denominada
"Revolución Argentina", pero los peronistas no contaban con el apoyo
de la CGT, hasta que se formó la CGT de los Argentinos. Con el asesinato del
Che Guevara en Bolivia, Perón apoyó verbalmente la lucha revolucionaria.
Hacia enero
de 1969 se realizaron dos Congresos del Peronismo Revolucionario, con
representantes de organizaciones y de la CGT "A". Allí surgió la
denominación Tendencia Revolucionaria del Peronismo, (que se nombraba, en forma
abreviada, como La Tendencia). A La Tendencia se incorporaron masivamente
jóvenes: peronistas, socialistas, comunistas, ex nacionalistas de derecha y
militantes cristianos, muchos de ellos de clase media. Trabajaron tanto en
actividades de promoción social, educativa y cultural o de difusión política,
como en organizaciones político-militares (armadas). Dentro de estas
organizaciones hubo debates sobre la preeminencia de la actividad política
sobre la, como se dio en la FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) o posteriormente
en Montoneros. La organización político-militar Montoneros hizo su aparición
pública en 1970 con el secuestro y asesinato del ex presidente de facto,
general Pedro E. Aramburu, símbolo del antiperonismo en el país. El secuestro
fue realizado en el primer aniversario del Cordobazo y fue visto por el
peronismo como un acto de justicia popular: Aramburu era responsable directo de
los bombardeos a Plaza de Mayo, de la desaparición del cuerpo de Evita, de la
proscripción del peronismo y de los fusilamientos de 1956. Montoneros anunció
en un comunicado que pelearía
"con
las armas en la mano por la toma del poder para Perón y para su Pueblo, y por
la construcción de una Argentina libre, justa y soberana". Montoneros se
formó por la fusión de un sinnúmero de grupos de militantes de Córdoba, Santa
Fe, Reconquista y Buenos Aires. Luego se sumaron otras organizaciones como FAP,
FAR y Descamisados. Hacia 1972 ya era la organización más numerosa y conocida
de La Tendencia. Tras la muerte de sus principales dirigentes, Mario Firmenich
pasó a ser la figura más importante de la conducción montonera.
La guerrilla
guevarista En 1970 surgió el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fundado
por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Se trató de la
organización armada argentina no peronista más importante. Sus primeras
acciones de propaganda armada fueron en Rosario, donde realizaron el secuestro
del gerente del frigorífico Swift para apoyar las demandas de los trabajadores
en conflicto con esa compañía norteamericana. Esta táctica del PRT-ERP se
repetiría luego con el conflicto por despidos en la fábrica Fiat y el secuestro
del directivo de esa empresa, Oberdan Sallustro. Los militantes del PRT-ERP
pretendían vincularse al nuevo clasismo obrero y desarrollar un movimiento
sindical de base (comisiones internas de fábricas, delegados, etc.) con los
sindicatos no peronistas de las grandes empresas automotrices extranjeras
radicadas en Córdoba. El PRT-ERP también planeó implantarse en la zona rural de
Tucumán, por ser una provincia que sufría la desocupación debido a que su
economía había sido afectada por el cierre de ingenios azucareros.
La Hora del Pueblo
La Hora del
Pueblo fue un acuerdo entre los distintos representantes de los partidos políticos
proscriptos, durante el gobierno de Levingston (noviembre de 1970). Constituyo
la primera expresión oficial de reconciliación entre el peronismo y el
radicalismo, después de 25 años de duros enfrentamientos y can el fin de
presionar por la salida electoral. Por supuesto, fue repudiada por los sectores
más conservadores y por los militares, ya que significo el compromiso entre los
partidos de eliminar toda maniobra prescriptiva, aceptar la victoria de las mayorías
y respetar a las minorías. También se pusieron de acuerdo en que, ganara quien
ganara, se llevaría adelante una política económica con orientación nacional.
Concurrieron para firmar la alianza el delegado personal de Perón (en ese
momento, Jorge D. Paladino), Ricardo Balbín (UCR), Vicente Solano Lima (Partido
Conservador Popular) y representantes del Partido Demócrata Progresista,
Partido Socialista Popular, Bloquismo Sanjuanino e independientes.
Lanusse presidente de facto:
El Gran Acuerdo Nacional
El general Alejandro Agustín Lanusse torno las
riendas de la tercera etapa de la "Revolución Argentina" (1971-1973)
dispuesto a buscar una solución a la crisis política. Su propuesta era el Gran
Acuerdo Nacional o GAN, por medio del cual preparaba la transición hacia la
vida política del país, intentando que la retirada del Ejercito fuese de la
manera más honrosa posible. Trataba de someter a todos los sectores políticos a
las reglas de juego que el mismo impusiera. Por lo pronto, permitiría por
primera vez en quince años, la incorporación del peronismo a las elecciones
generales. Lanusse quería llegar a un acuerdo con Perón para ser, el en
persona, el candidato por el Ejercito y por el peronismo. Perón se rehus6 a
negociar, ya que el régimen en crisis sentia la presión del acuerdo entre
radicales y peronistas en la Hora del Pueblo. Pese a que la represión seguía y
calan presos los dirigentes del sindicalismo combativo (entre ellos Raimundo
Ongaro y Agustín Tosco) la guerrilla continuaba con acciones espectaculares,
como tomas de pueblos (La Calera, Garín, San Jerónimo Norte) y comisarias. El
fusilamiento de los presos políticos que se habían fugado de la cárcel de
Trelew el 22 de agosto de 1972 provoca la indignación del pueblo, que los
considero sus mártires; una multitud desafío a la dictadura con su concurrencia
a los entierros.
Lanusse: negociaciones con Perón
Lanusse
consideró que para calmar a la guerrilla debía negociar con Perón y envió a su
secretario, Cornicelli, a Madrid. Pretendía que Perón prohibiese la lucha
armada en el peronismo, o que solicitase, si esto era imposible, que los
guerrilleros no invoquen su nombre, a cambio de ofrecimientos como la devolución
del cuerpo de Evita (que había sido sustraído por los militares golpistas de la
“Revolución Libertadora”), la restitución de su grado militar o, incluso,
propuestas monetarias. Perón le respondió que él nada podía hacer a 15.000
kilómetros de distancia y no condenó a las “formaciones especiales” del
peronismo (es decir, a la guerrilla peronista). Pero con estas propuestas quedó
en evidencia que Lanusse sabía dónde se ocultaban los restos mortales de su
esposa y le envió a la residencia de Perón en Madrid (Puerta de Hierro) el
cuerpo embalsamado de Evita para congraciarse con Perón. Perón se había
convertido en el gran árbitro de la política argentina. Después de tantos años
de proscripción, se reconocía que el líder del peronismo era la única garantía de
paz en esa Argentina convulsionada. Lo único que obtuvo Lanusse fue que el
peronismo aceptara las elecciones del 11 de marzo de 1973, pese a la proscripción
de su líder: el presidente de facto había pergeñado una ley electoral con una
cláusula de residencia que impedía ser candidato a quien no estuviera en el
país antes del 25 agosto de 1972.
Perón en la Argentina
Lanusse
intentó desprestigiar a Perón y desalentar su retorno a la Argentina: afirmó
que “no le daba el cuero para volver”. Perón lo desafió: dispuso su regreso
para el 17 de noviembre de 1972 con el objeto de organizar la campaña electoral
y discutir las bases de la futura política con los sectores que habían firmado
La hora del pueblo. El gobierno militar puso miles de efectivos militares en el
aeropuerto de Ezeiza para evitar las concentraciones de personas (justificó la
medida con el estado de sitio imperante), pero la movilización fue igualmente
masiva, bajo la lluvia. Al día siguiente, en su casa de Vicente López (en la
calle Gaspar Campos), Perón comenzó a recibir numerosos grupos que se acercaron
para discutir distintos aspectos políticos. Se firmó un acuerdo entre la CGT,
la CGE (Confederación General Económica) y los principales partidos políticos nacionales
y movimientos provinciales, que tenía como objetivos fundamentales la
independencia económica, la justicia social y el cambio de modelo económico. En
ese sentido, se fijaron las pautas para el desarrollo nacional autónomo, con un
nuevo trato hacia el capital extranjero, apoyo a la empresa nacional y una
política internacional tendiente al trabajo conjunto con los países del Tercer Mundo.
También Perón tuvo una reunión con un numeroso grupo de sacerdotes
tercermundistas, de la que algunos salieron muy satisfechos y otros decepcionados,
porque vieron que Perón no se pondría a la cabeza de una revolución socialista.
Después de reuniones con distintos sectores, Perón volvió a España para
preparar su regreso definitivo a la Argentina (que ocurrió unos meses más
tarde, el 20 de junio de 1973). En noviembre de 1972, después de dieciocho años
de exilio, Perón volvió al país. Sin embargo, no permaneció en el mucho tiempo.
Regreso a España tras haber acordado con los grupos partidarios la creación del
Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) y la candidatura a la presidencia
de Héctor José Cámpora. Cámpora gana las elecciones con cerca del 50% de los
votos. Los jóvenes, mediante la Juventud Peronista y Montoneros, habían dado a
la campana un inusual tono movilizador. Una de las consignas más escuchadas era
Cámpora al gobierno, Perón al poder. Otros sectores del peronismo -entre ellos,
el sindicalismo- dejaron de ocupar el primer plano, lo que genero suspicacias.
“Cámpora al gobierno, Perón al
poder”
La reforma electoral de Lanusse
Para el
mandato presidencial de 1973 debía regir la Constitución Nacional de 1853 con sus
reformas posteriores, que estipulaban un período presidencial de seis años,
elección indirecta de fórmula presidencial y los requisitos establecidos para
la elección de candidatos, en los que no figuraban los decretados por Lanusse.
La reforma electoral del general Lanusse impuso un mandato presidencial de
cuatro años, la elección del presidente y vicepresidente por ballotage o
segunda vuelta, excepto que el primero ganase por más de la mitad de los votos,
y una cláusula de residencia en el país en los últimos seis meses. Es decir, la
“ley” estaba diseñada especialmente para excluir a Perón de la candidatura
presidencial y para tratar de evitar que ganara el peronismo o que fuera corto
su mandato y tuviera asegurada la oposición en el Congreso. Para las
elecciones, el peronismo se alió en el FREJULI (Frente Justicialista de
Liberación) con otros partidos: el Conservador Popular, el MID (Movimiento de
Integración y Desarrollo, frondizista), demócrata-cristianos y socialistas. En
las elecciones del 11 de marzo de 1973 el FREJULI ganó por el 49,56 por ciento de
los votos, por lo que la UCR, segunda con un 21,3 por ciento, reconoció el
triunfo justicialista.
ACTIVIDADES:
1) ¿Qué periodo de tiempo abarcó la
llamada Revolución Argentina?
2) ¿Quién llevo adelante la revolución
argentina y cuáles fueron sus objetivos?
3) ¿Qué relación puedes establecer entre
las medidas económicas implementadas por Onganía y las huelgas y manifestaciones
con el Cordobazo?
4) ¿Cuál fue el proyecto económico que
llevo adelante Onganía? ¿beneficio al pueblo?
5) Realiza un texto de no menos media
carilla que contenga las siguientes palabras o conceptos: DEPENDENCIA
ECONÓMICA, DESNACIONALIZACIÓN DE LA ECONÓMIA, PREDOMINIO DEL CAPITAL EXTRAJERO.
Luego relaciónalas con las banderas del peronismo.
6) ¿Qué es la guerrilla y cómo surge?
7) ¿Cuál es el brazo armado del
peronismo y cómo surge?
8) ¿A qué se llamo la hora del pueblo?
9) ¿A qué se llamo el gran acuerdo nacional?
10) ¿Cuál fue el acuerdo Perón Lanusse? ¿Cómo
se produce el retorno de perón a la Argentina?
*La pregunta
5 vale dos puntos.
Video: https://www.youtube.com/watch?v=l2Em2kfE6PA&ab_channel=GeografiaHistoria
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